Formas de
violencia conyugal
La violencia conyugal puede adoptar muchas formas, a veces muy explícitas, a veces más sutiles. La siguiente información le ayudará a reconocerla.
Violencia psicológica
La violencia psicológica adopta principalmente la forma de actos o palabras humillantes de manera reiterada. El hombre controlador critica, devalúa, denigra o ignora a su pareja.
La violencia psicológica daña la imagen, la dignidad y la estabilidad emocional de la mujer víctima.
Violencia económica
La violencia económica es probablemente una de las formas menos conocidas de violencia doméstica, aunque esta sucede a menudo. Se produce cuando un hombre ejerce un control financiero sobre su pareja, vigila sus gastos, le niega el acceso a la información financiera de la familia, la priva de recursos económicos, controla su vida profesional, le impide trabajar o, por el contrario, la obliga a cubrir todas sus necesidades…
La violencia económica provoca la pérdida de autonomía financiera de la víctima.
Cualquier acto realizado sin consentimiento es violencia, incluso en el contexto de una relación íntima.
Violencia sexual
La violencia sexual se produce cuando un hombre no respeta el cuerpo de su pareja. Puede obligarla a mantener relaciones sexuales con él o con otras personas, realizarle actos sexuales no deseados u obligarla a hacerlos, acusarla de tener amantes, ser extremadamente celoso, obligarla a ver material pornográfico, etc.
La violencia sexual afecta la integridad física y psicológica de la víctima.
Violencia social
La violencia social se produce cuando un hombre denigra a la familia, las amistades de su pareja, critica su trabajo o a sus colegas, ridiculiza sus aficiones, le impide salir, monta una escena en público o asusta a quienes la rodean…
Esta violencia fragiliza la vida social de la víctima y la lleva al aislamiento.
Violencia espiritual o religiosa
El maltrato espiritual o religioso es una forma de violencia psicológica que consiste en denigrar o ridiculizar las creencias de una persona. Un hombre controlador puede impedir que su pareja practique su religión o acuda a su lugar de culto, o acusarla de ser una mala practicante. También puede utilizar la religión para manipularla, para justificar su violencia o su dominación.
Esta violencia puede provocar sentimientos de vergüenza y/o duda en la víctima, llevándola a menudo a abandonar sus prácticas.
Violencia física
La violencia física puede adoptar muchas formas y expresarse con distintos grados de intensidad: desde sacudidas a empujones, pasando por golpes, inmovilizaciones, mordiscos, amenazas con un arma, estrangulamientos o encierros…
Puede causar lesiones graves y ser extremadamente peligrosa para la salud o la integridad física de la mujer implicada.
Violencia verbal
El objetivo de la violencia verbal es intimidar o humillar a la pareja. Puede manifestarse de muchas maneras y adoptar distintos tonos: insultos, críticas, amenazas, prohibiciones, chantajes, gritos, órdenes, sarcasmos, etc.
Ciberviolencia
La ciberviolencia es otra forma de violencia psicológica. Ejercida a distancia a través de las nuevas tecnologías (correo electrónico, mensajes de texto, redes sociales, etc.), esta es cada vez más común, sobre todo en las relaciones de adolescentes y jóvenes.
La ciberviolencia permite a la pareja mantener un control continuo sobre la otra persona. Puede adoptar muchas formas: geolocalización, espionaje, acoso mediante llamadas o mensajes incesantes, publicación de imágenes o mensajes denigrantes, fraude, usurpación de identidad, etc.
Si teme por su seguridad, no dude en llamar a la policía al 911
o a SOS violencia conjugale al 514-873-9010 o al 1 800-363-9010.
Estos servicios están disponibles en todo momento.